Persiste hoy una crítica generalizada hacia la objetividad del conocimiento científico bajo las etiquetas de constructivismo, ciberneética de segundo order y otras que parece excesiva. Que todo conocimiento es en principio subjetivo parece estar fuera de discusión, pero el acuerdo intersubjetivo entre expertos que termina por generar una determinada tecnología útil para la sociedad, por provisional e imperfecta que pueda resultar, no debe ser sistemáticamente etiquetado de mero constructivismo, ya que podría dar pié a la negación de realidades constatadas o de problemas sociales importantes por considerarlos simples “construcciones subjetivas”.

En otras palabras, no parece necesario ni util repetir una y otra vez que todo conocimiento depende de la percepción del sujeto (el llamado “retorno del sujeto”), puesto que ello es cosa bien sabida al menos desde desde Kant y Fichte, por no llegar hasta Jenófanes.

Quizás lo importante es alcanzar precisamente la conclusión contraria: certificar la muerte del sujeto epistemológico por la estricta aplicación del método científico.